El poder olfativo de los perros en la detección de enfermedades

Los perros son especiales para nuestra vida por múltiples aspectos, pero el olfato, y su posibilidad de detección a través de este sentido, los ha llevado a ser únicos e irrepetibles para la humanidad.

Paco Colmenares

Sabemos que los perros tienen una capacidad olfativa extraordinaria, muy superior a la de los humanos. Parece ser, de hecho, su sentido principal, pues les permite no solo recopilar información actual e histórica sobre su entorno, sino además encontrar la fuente de los olores.

Los perros pueden ser entrenados para usar su capacidad olfativa en muchos ámbitos. Sus características anatómicas y fisiológicas permiten alcanzar excelentes resultados en la detección de drogas, explosivos y diferentes enfermedades, como cáncer, diabetes o enfermedades infecciosas.

Las pruebas de detección COVID

Los animales se han ido involucrando en las pruebas de detección para la enfermedad protagonista de la nueva pandemia. Pero… ¿cómo son las pruebas?

Incluyendo la detección olfativa canina, hoy en día hay 6 formas de detección para COVID-19, más una experimental, con unos animales que no podrás adivinar.

Pruebas de anticuerpos

Un profesional toma una muestra de sangre, mediante un pinchazo en el dedo o sacando sangre de una vena del brazo. Luego la muestra es analizada en un laboratorio para determinar si has desarrollado anticuerpos contra el virus COVID-19.

Detección canina

Con una muestra de sudor, perros entrenados para detectar la molécula de COVID-19 marcan las muestras positivas. No son invasivas, son las más rápidas y tienen un alto nivel de efectividad.

México es pionero en el mundo: aquí existen empresas como Prototipo K9 México, que ya cuenta con 10 Bracos Alemanes listos para esta especializada labor.

Pruebas de diagnóstico rápido por detección de antígenos

Se realizan en 30 minutos, pero son menos sensibles, así que pueden darse falsos positivos por detectar otros coronavirus humanos. Se hacen con un hisopo nasal largo que se usa para obtener una muestra de líquido.

Aislamiento viral

Su manejo requiere instalaciones avanzadas con personal capacitado y existe el riesgo de detectar otros virus respiratorios.

Secuencia genómica

Consiste en la identificación de los aminoácidos que contiene el ARN viral. Se ha visto como una de las mejores herramientas para enfrentar al virus y controlar su propagación. Son caras y complejas.

PCR / Pruebas de amplificación de ácidos nucléicos

También parten de una muestra que proviene de un hisopo nasal. La calidad de la muestra y fallos en el entrenamiento del personal pueden dar falsos resultados.

Olfato canino, infinitamente superior al humano

¿Pero qué tienen las narices de los perros que no tengan las de los humanos? Para empezar los perros tienen un comportamiento llamado neofilia olfatoria, es decir, sienten una atracción natural por los nuevos olores, lo que hace que realmente disfruten el “trabajo” de oler cosas nuevas una y otra vez. Esto los hace trabajadores ¡muy apasionados!

Luego, por la parte fisiológica, algunas razas poseen hasta 300 millones de receptores olfativos en la nariz, en comparación con el insignificante promedio de 5 millones en las narices humanas. Sin embargo, es mucho más que el órgano de entrada. También la parte del cerebro encargada de su análisis, en el perro detector de olores es unas 40 veces mayor que la nuestra.

A esto le podemos sumar la anatomía de la nariz. Nosotros, por ejemplo, no podemos mover nuestras fosas nasales de forma independiente, mientras los perros sí, pero además, están conscientes de esto, o sea, pueden determinar por cuál fosa nasal entra un olor, así que giran de manera muy eficiente en su dirección apenas esa partícula llega a uno de los dos lados.

El olfato del perro en otras funciones

Su capacidad es suficientemente potente como para detectar sustancias mínimas de manera tan específica, como para detectar una sola gota de líquido en el agua de 20 piscinas olímpicas. Con entrenamiento, los perros pueden olfatear bombas, drogas, cadáveres y el rastro de personas perdidas o sospechosos que huyen. Y desde luego, cada vez se entrenan más para detectar enfermedades humanas como cáncer, diabetes, malaria y ahora, la Covid.

Claro, para lograr todo esto, los perros necesitan entrenamiento, y no todos tienen las mismas capacidades. La selección artificial cuidadosa, es decir, la crianza de razas específicas, ha llevado a identificar a los maestros en este arte.

El tope de 300 millones de receptores olfativos, está sin duda en la raza Bloodhound, el sabueso rastreador por excelencia, y aunque los siguientes lugares en el Top 10 parecen estar algo separados de él, aún siguen en estándares fantásticos para el reino animal.

Razas como el Pastor Alemán, el Basset Hound, el Beagle, el Labrador Retriever, el Belga Malinois o el Braco Alemán, rondan entre los 235 y 250 millones de receptores, lo que nos da un gran abanico de detectores y defensores de la humanidad, a través de la nariz.

Si quieres más informes sobre esta genial labor en nuestro país, escribe a: [email protected]

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