¿Por qué a mi gato no le gusta su plato vacío?

MVZ Mish Castillo

Quienes tenemos gatos hemos observado que piden comida a pesar de que el plato todavía tiene croquetas… a veces nos maúllan pidiendo más, y hasta se ven molestos al ver el fondo del plato. Esto no es porque tu gato esté pensando “sírveme comida, esclavo”, sino que hay otras razones por las que lo hace.

Mininas razones…

Para empezar, depende de cómo está acostumbrado a comer. Por lo general es recomendable que le dejes la comida servida todo el día, salvo si tiene problemas de obesidad o lleva una dieta especial que tus demás gatos no deban comer. Esto hace que se malacostumbre a ver el plato lleno, y cuando parece que se acabará la comida se pone ansioso o estresado y desea más.

Es como en el programa de televisión “Acumuladores”, pero en versión felina, donde quiere ver todas las croquetas y guardarlas para después. En otros casos, puede ser que la comida lleve servida varias horas y ya no le parezca tan fresca ni tan rica como cuando está recién servida de la bolsa.

¿A poco a ti no te ha pasado esto? Es como comer una bolsa de papitas o chicharrones que se quedó abierta varias horas (o más de un día), que ya no crujen ni saben igual de bien. En esos casos te recomendamos acostumbrar a tu michi a servirle porciones pequeñas y que se las acabe en menos de seis u ocho horas, para que siempre le puedas servir alimento más fresco tres o cuatro veces al día.

Pero las dos anteriores no son las únicas razones, hay otra más importante: puede estar incómodo con su plato.

Cuando el plato es el problema

Los gatos tienen la piel más sensible que las personas o los perros. Esta gran sensibilidad cutánea es aún mayor en los pelos más grandes, largos y gruesos que tienen en diferentes puntos del cuerpo, como cejas, bigotes y los pelitos gruesos cerca de sus manitas. Estos pelos táctiles son muy sensibles, por lo que nunca debes jalarlos ni cortarlos. Y dependiendo del tipo de bigotes (vibrisas) que tenga el tuyo, en ocasiones los platos les resultan incómodos para comer.

Si es plano y pequeño es de los más problemáticos, pues no podrá alcanzar fácilmente el alimento en las orillas, así que te pedirá y pedirá más comida no por gula, sino porque necesita comer a cómodamente, que es en el centro del plato. Otros platos difíciles son aquellos pequeños y profundos, donde tiene que meter toda la cara o la cabeza para comer. Son muy incómodos para sus bigotes y a veces hasta para sus cejas y cachetes, por lo que no los recomendamos para tu gato.

¿Cuál es el plato ideal?

Depende de cada minino y de sus preferencias individuales en cuanto al material, tamaño y forma. Por lo general no se recomienda que uses platos de plástico, pues guardan más bacterias que otros materiales. Los mejores son de cerámica, vidrio, e incluso de metal. Idealmente deben de ser anchos, curvos y poco profundos, sin orillas ni esquinas.

Haz varias pruebas con diferentes platos para ver si alguno le resulta más cómodo a tu gato, ¡quizá deje de actuar ofendido cuando haya un hueco en sus croquetas!

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