¡Aúlla (o ladra) mucho!

MVZ Ana Isabel Cué Martínez

Siempre hemos buscado la compañía canina, ya sea porque es agradable y da felicidad, o hasta por una necesidad específica como ocurre con un perro de trabajo (pastoreo, búsqueda, soporte terapéutico, cuidar una propiedad). Pero el punto es que ofrece beneficios físicos, fisiológicos y psicológicos: su presencia y su atención reducen la ansiedad, el estrés y el aislamiento. Creo que muchos de los que buscan esta compañía, más allá de una moda, es una necesidad derivada de la vida moderna actual, compleja y llena de detonadores de ansiedad.

Y esto lo comento porque si indagas sobre vocalización excesiva en perros, la mayor parte de los resultados se refieren a situaciones de ansiedad que tu can está padeciendo. Pero vayamos por el inicio.

Vocalizar es parte de su naturaleza

Algunas razas de perros requieren del uso de la vocalización para ejercer su trabajo original y lo van a realizar aunque se encuentren en condiciones hogareñas, como ocurre con el Basset Hound y el Beagle. Son dos razas diseñadas para desplazarse y, al mismo tiempo, hacer suficiente escándalo con el fin de asustar a las presas y que los cazadores logren dar cuenta de ellas.

O está la imposición del Schnauzer para custodiar un espacio físico, alertando con ladridos que de seguro se escuchan a muchos metros a la redonda… ¿O qué tal esa necesidad de las razas miniatura de ladrar para poder mantener una distancia con otro perro o un humano que le provoca angustia o miedo? Debes saber que parte del comportamiento del perro es vocalizar, ladrar y aullar. ¡Son parte de sus formas más importantes de comunicación!

Nace gimiendo para obtener atención de su mamá y se vuelve más complejo ladrando y gruñendo entre los 14 y 21 días de nacido, manifiestándose en su totalidad entre las tres y las ocho semanas, cuando se encuentra en un lugar diferente o porque se alejó su madre.

Un cachorrito adquirido antes de las ocho semanas de edad ladrará y aullará por estar en un nuevo ambiente, pero suele acoplarse al nuevo hogar después de pasar por un periodo de angustia que suele terminar en una buena adaptación… a menos que su responsable, derivado de su propia angustia, refuerce la vocalización al acudir o mimarlo excesivamente

Si todavía no tienes un canito te recomiendo razas menos escandalosas, como el Basenji, aunque también hay otras que tienen canes que ladran menos; además hay formas de entrenamiento que si las implementas bien, ayudan muchísimo a controlar el ladrido. Y claro, verifica que donde vives acepten animales.

Ya lo tengo y ladra mucho, ¿qué hago?

Estos son algunos consejos básicos:

  • 1. Caminatas diarias: son excelentes para canalizar; deben ser suficientes de acuerdo con la edad y condición del canito.
  • 2. Socialización: procurar que socialice y juegue con otros perros… a menos que sea de los que se angustie por la presencia de otros. En este caso mejor no lo expongas a tal situación.
  • 3. Modera los mimos: si lo haces en exceso cada vez que gime o ladra (queriéndolo calmar), en realidad estás reforzando –sin querer- este comportamiento.
  • 4. Busca un entrenador canino: trabaja con uno que te enseñe cómo realizar una señal para que guarde silencio y cómo ser recompensada aumentando su tiempo poco a poco.
  • 5. Ansiedad por separación: si ya se considera como un estado de angustia o ansiedad, lo hace más cuando sales de casa y además destruye, orina o defeca fuera de lugar, muestra miedo, en fin, ¡acude con un etólogo! Es un veterinario especializado en comportamiento, el cual podrá definir su estado emocional y dar el tratamiento necesario (modificador de la conducta, medicación). Esto aplica también si no solía hacerlo en exceso y de pronto lo hace. O si al llegar a la vejez comienza a hacerlo porque padece un trastorno fisiológico como dolor o síndrome de disfunción cognitiva.

Qué no hacer

  • 1. Nunca uses la fuerza física para callarlo o someterlo. Sólo le generarás un estado de temor o incluso agresión hacia ti.
  • 2. No intentes callarlo haciendo un ruido más fuerte con ciertos objetos, porque sólo vas generar competencia (por el ruido) o miedo.
  • 3. ¡Ni se te ocurra ponerle un collar de toques o vibraciones! Piensa: si su ladrido viene de un proceso de angustia o dolor que no has detectado, afectarás gravemente su bienestar.
  • 4. Olvídate de la desvocalización canina o cordectomía (cortar las cuerdas vocales). No deja de ladrar, sino que el sonido que emitirá es parecido a un gemido. Es un método inhumano y prohibido en muchos países, que sólo se aplica por contadas razones médicas. Además suele haber complicaciones posoperatorias, causa intimidación, genera ansiedad, y la frustración puede llevar a que presente otros problemas de comportamiento como ser destructivo o agresivo por miedo.

Ladrar y aullar son comportamientos normales. Lo que no es normal es que lo haga sin medida. Pero siempre pueden controlarse con ayuda profesional y considerando su bienestar.

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