Mi perro muerde todo, ¡ayuda!

Darwin Angulo

Si eres uno de los afortunados que acaba de adquirir un cachorro, pensaste en qué tipo de perro necesitas según tu tiempo disponible, intensidad de actividades, espacio, si de pelo corto o largo, pequeño, mediano o grande, narizón o chato, flaquito o llenito, paticorto o patilargo, de raza o sin ella,
¡felicidades! Prepárate para un sinnúmero de momentos súper agradables (aunque otros no tanto) y aventuras con un ser que moverá su cola cada vez que te vea en los siguientes diez años o más.

CONOCIENDO A MI CACHORRO

Su sociable personalidad, así como su extraordinaria adaptación al ser humano y necesidad de expresar sentimientos de cariño y amor a través de miles de años de convivencia, es capaz de conquistar al más Grinch, hasta volverlo sensible hacia sus pares y otros animales.

Independientemente del tipo de perro que hayas escogido o adoptado, por lo general y tratándose de cachorros siempre existirá el riesgo de sufrir las consecuencias de su edad; incluso si fue un regalo debes considerar darle tu tiempo y supervisarlo al 100 % (claro, no para estar detrás de él todo el día, ¡imposible!) para comenzar su adaptación a ti, tu entorno, costumbres, horarios, dónde van a interactuar, es decir, enseñarle modales.

Se dice que “el perro es el único familiar que puedes escoger”, aunque a veces es al revés. ¿Cuántos gruñones no has sabido que hasta les tienen aversión, pero terminan por ser sus principales protectores hasta “dialogan” con ellos?

Lo primero que debe aprender será a no morderte (pies y manos), tampoco a masticar muebles, ropa, zapatos y accesorios de la casa. Al mismo tiempo, y no menos importante que este comportamiento indeseado, tendrás que enseñar tu cachorro (o perro adulto recién llegado) a ubicar un lugar adecuado para ir al baño, pero ese será tema de otro artículo.

Indiscutiblemente estos últimos aspectos ya mencionados, el morder, destruir y evacuar fuera de su lugar que corresponde, sin duda van a ser los primeros retos que no sólo tú, sino cada dueño debe enfrentar bajo conocimiento de algunas técnicas de adiestramiento aplicadas de manera oportuna.

A QUÉ TE ENFRENTARÁS (SI NO EDUCAS)

• De no controlar progresivamente estos comportamientos básicos, podría resultar en tener un can maleducado durante toda su adolescencia.

• Esta en promedio concluye alrededor de los 18 meses de edad (o incluso toda su vida, si quienes lo rodean son demasiado permisibles).

• No seas del grupo de los menos comprometidos: son gente que opta finalmente por el abandono de su perro en un jardín trasero, llegando a entregarlo para ser adoptado o peor aún, abandonándolo

¿FUNCIONAN LOS REGAÑOS?

La mayoría de la gente socorre a su “sentido común” y aplica lo que supuestamente también funciona con los niños, como regañar y gritar ¡NO! (pero a destiempo y repetidamente, para acabarla de amolar).

TÉCNICAS QUE NO FUNCIONAN (Y OTRAS QUE SÍ)

• Es muy común que la nueva familia (con o sin experiencia) de cada perro que atiendo, intente detener sus exaltadas emociones (después de tenerlo aislado durante varias horas) con un sit, ¡ven!, stay ¡quieto!, ¡no brinques!, sin faltar por supuesto el repetir su nombre una y otra vez pensando en que lo “soluciona” todo (Max, ¡Max!, ¡Maaax!).

• No tiene sentido que obedezca sin haber recibido instrucción formal con base en repeticiones exitosas si además le cambias las palabras: hoy le dices “ven”, luego “come” y mañana “¡aquí!”… Pobre ¿cómo va a entenderte?

• Es común percibir y recalcar lo malo que reconocer las buenas acciones, y no sólo con perros, sino también con quienes convivimos a diario; en ambos, la psicología del comportamiento indica y enseña cómo motivar para reforzar lo positivo, así como ignorar o poner límites a lo que no agrada o conviene, siempre en el momento oportuno.

• Gracias a su gran sentido del olfato, un perro se dedica a oler todo a su alrededor, descubriendo un sinfín de texturas atrayentes (que no tardará en masticar/destruir). Y enseñarle que no todo lo que huela “interesante” dentro de la casa está a su disposición (accesorios, muebles o tu comida) es básico: imponer límites será muy importante.

• Asimismo lo será enseñarle el comportamiento “suelta”. Por ejemplo: “Max, abre la boca y deja libre lo que tengas en ella sin importar lo que sea y dónde estemos ubicados”. Se trata de un ejercicio de obediencia muy simple así como básico de buenos modales, el cual puedes iniciar practicando desde cachorro a manera de juego.

ENTONCES, ¿QUÉ HAGO SIN QUE NOS VOLVAMOS LOCOS AMBOS?

Ayuda profesional: te sugiero buscar un profesional que te muestre cómo lograrlo sin castigos y amenazas, sólo con un intercambio de objetos de alto valor para él: “dame el que tienes en la boca y te doy otro que te gustará más”; hay diferentes técnicas, pero a gritos equivocarás el camino.

Cuando se queda sin supervisión (el gran problema): al inicio, no lo dejes solo, siempre controla su entorno; si lo dejas libre por largo tiempo, alguna sorpresa encontrarás a tu regreso. Ni en el jardín: escarbará o algún mueble masticará. Déjalo en un lugar seguro con agua, sombra, donde no destruya o coma algo peligroso.

Mantenlo siempre ocupado: existen varias formas. Por ejemplo, puedes ocuparlo con juguetes interactivos seguros y con comida (como el Kong). Además, resulta muy entretenido caminarlo tres veces al día. ¿No puedes? Contrata un paseador al que realmente le gusten los perros y les permita detenerse a olfatear: árboles, matorrales, postes, en fin (evita a quienes los aburren caminando con teléfono en mano a mitad de calle y sin parar).

¿Quieres más? También puedes llevar a tu cachorro a ejercitarse a gimnasios o guarderías caninas donde va a convivir con otros perros y además gastará su energía (y sin duda también son alternativas adicionales donde yo personalmente te podría auxiliar). Recuerda que el can más difícil de adiestrar y convivir es el que se encuentra abandonado, fuera de casa.

¡Nos vemos en la próxima oportunidad para seguir hablando de tu increíble cachorro!

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