Un vínculo que dura por siempre

CUANDO LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA SE VUELVEN PARTE DE LA FAMILIA, LOS BENEFICIOS SE EXTIENDEN A UNA SOCIEDAD MÁS INCLUSIVA, COMPRENSIVA Y RESPETUOSA. Y EL TUYO, ¿YA ES PARTE DE TU FAMILIA?

La tendencia mundial es considerar a las mascotas como parte del núcleo familiar. Son ya millones de personas quienes forman parte del creciente grupo que ama a sus compañeros animales, disfruta de su acompañamiento, sale a caminar con ellos, destina horas a su cuidado y juego, los lleva de viaje e incluso les platica (y hasta les pone vocecillas para entablar “conversaciones”).


Esta inclusión se siente y vive en todas partes: ve simplemente las fotos de mascotas invadiendo las redes sociales. Sin lugar a dudas es porque forman parte de nuestro día a día y participan en eventos como un integrante más de la familia o un amigo. Siendo sinceros, todos hemos imaginado a nuestro perro o gato siendo el invitado ideal de una reunión entre amigos.


Pero, ¿de dónde nace este vínculo que se va reforzando más y más? Especialistas en el tema creen que está estrechamente relacionado con los múltiples beneficios que generan en lo personal y en el interior de la familia. Los niños, por ejemplo, generan niveles más altos de empatía y autoestima cuando tienen y conviven con una mascota todos los días, en comparación con aquellos que no la tienen. De hecho, donde hay hijos únicos, el perro, gato, hámster u otro se vuelve el compañero más importante en su vida.

Y es que pasar tiempo cuidando a una mascota aumenta el apego, lo cual reduce el estrés y tiene un efecto protector para la salud. En un estudio reciente se encontró que los dueños de animales en Alemania y Australia visitaban a su médico de cabecera 15 % menos veces al año que los que no tenían, y por tanto no habían generado un apego de ese tipo.


Otros estudios demuestran que considerarlos como miembros de la familia hace que las tareas asociadas con su cuidado sean menos estresantes, comparado con quienes las consideran como una propiedad o un simple animal.


CONEXIONES SANAS Y EMOCIONALES
El compartir la vida con un animal también se ha asociado con una disminución del riesgo de enfermedades cardiacas, una disminución en los niveles de estrés y una mayor actividad física (cuando se le pasea). Además su presencia durante hechos estresantes reduce la presión arterial; y los niveles de endorfinas, oxitocina y dopamina, sustancias naturales relacionadas con el bienestar y la felicidad, aumentan (tanto en humanos como en perros o gatos) durante las interacciones de cuidado, demostrando que el tiempo que pasamos juntos es beneficioso para ambas especies.


Y claro, son tan sólo algunos de los beneficios para nuestra salud cuando existe un vínculo emocional con las mascotas. Pero éstas también disfrutan de ventajas, ya que tendemos a preocuparnos más por ellas: en una investigación se analizó el apego a los perros o gatos, y se descubrió que las personas tendían a preocuparse más por su compañero peludo cuando vivía dentro de casa, que cuando vivía en el patio. Además, los niveles más altos de apego a los perros también se asociaron con una mayor probabilidad de pasearlos y pasar más tiempo en esas caminatas, en comparación con quienes tenían un vínculo débil con sus canes.


MIEMBROS DE LA FAMILIA Y DE LA COMUNIDAD

Debido a que las mascotas son consideradas miembros de la familia por muchos, también se ha estudiado su pérdida (muerte), ya que a menudo causa un profundo dolor. Al mismo tiempo es difícil de reemplazar porque la relación entre persona y mascota era especial e irremplazable. Así se descubrió que el vínculo entre ambos tiende a ser tan fuerte, que no es raro sentir la pérdida de manera muy similar a los sentimientos y duelo asociados con la pérdida de un miembro humano de la familia.


Experimentar el fallecimiento de una mascota con tal impacto nos hace cambiar la visión de las cosas y de la comunidad, construyendo una sociedad más abierta y tolerante. Quienes tienen compañeros peludos tienden a crear fácilmente conexiones con otras personas, algo complicado en la sociedad actual. Las redes que se desarrollan sobre la base de una preocupación compartida por el bienestar animal conducen a una mayor interacción humano-humano, así como a actividades que involucran mascotas (por ejemplo, pasear al perro o al gato –que es posible con entrenamiento y arnés adecuado-). Hacerlo genera que la gente salga de su espacio privado y la lleva a áreas donde es posible la interacción con vecinos y otros tutores que hacen la misma actividad.

PROTEGIENDO MASCOTAS
Esta interacción crea una preocupación genuina de la sociedad de crear leyes e instituciones para proteger a los animales de la crueldad y el abandono. En México, la regulación del abandono, del descuido o de la crueldad no ha evolucionado tanto como para reflejar el estado deseable para reconocerlos como seres con derechos. En muchos casos se les cosifica, considerándolos una propiedad u objeto, y si alguno sufre alguna crueldad, es difícil que haya consecuencias para los infractores. Sin embargo, se avanza poco a poco y al menos en la Ciudad de México se trabaja al respecto.


La fuerza del vínculo humano-mascota ha resultado en la preocupación de muchas personas en ayudar y rescatar perros o gatos sin fines de lucro, cuya misión es “sacarlos” de las calles creando incluso refugios para darles una segunda oportunidad, lo que habla de una sociedad preocupada por la felicidad de quienes dependen del humano.


Mohandas Karamchand Gandhi entendió la importancia de dicho vínculo. En su autobiografía, menciona que “la supremacía del hombre sobre los animales no significaba que los primeros debían aprovecharse de los segundos, sino que los superiores deberían proteger a los inferiores y que debería haber ayuda mutua entre los dos”.


Por tanto, reconocer las formas en que las mascotas enriquecen la vida humana y comprender la profundidad del afecto entre personas y mascotas es la clave, más que para mejorar la salud, para mejorar el bienestar (en varios sentidos) de la sociedad en conjunto.

Sin comentarios

    DEJA UNA RESPUESTA